Mejoran precios pero cae la
calidad en el comedor de Asur
El comedor de los trabajadores de Asur, a cargo de la concesionaria María Teresa Carrillo, sigue padeciendo el peor de los males: poco personal y mucha lentitud para atender las urgencias de la clientela, a sabiendas de que el tiempo es oro en la terminal aérea.
Ayer por la mañana, un par de empleadas de las tiendas de la planta alta protestaron airadamente porque, además de que pierden mucho tiempo en la espera de sus alimentos, el personal de la cocina intentó venderles “perros calientes” con salchicha de muy mala calidad y con panes muy duros. Aceptaron cambiarlas por burritas.
A menos de tres meses de sumarse al compromiso de servir buena comida, con precios accesibles y con rapidez –porque en la aviación las cosas avanzan muy rápidamente-, una encuesta con los muchos consumidores del sábado arrojó muy malos resultados para esa nueva concesionaria, por lo que en la próxima reunión de la administración de Asur, a cargo de Marco Antonio Góngora Aguilar, y el líder de los sindicalizados, Gaspar Cáceres Manzanilla, tendrán que evaluar los pros y contras y tomar medidas en el asunto, pues todo pinta a que será una copia fiel del concesionario anterior, Juan Castillo.
Ayer no se asomaron ninguno de los ambulantes que abastecen a la comunidad aeroportuaria de los empleados de bajos ingresos, y que se instalan en las cercanías de la colonia Manuel Crescencio Rejón, ya que las autoridades no permiten la competencia porque no le pagan impuestos para que se instalen en el terreno aeroportuario.
Vale la pena subrayar que los precios de las empresas de alimentos en el aeropuerto, Airshop, Burger King y otras más, son inalcanzables para los bolsillos de los trabajadores de Vigilava, Cossics, pues cada desayuno supera los $25 que cotiza el nuevo concesionario del comedor de Asur, pero con la desventaja de que no tiene empleados y la atención es de muy baja calidad.