El caos aéreo metropolitano
afectó a 900 viajeros locales
Los efectos colaterales de la falla eléctrica y el apagón nocturno en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México –ACIM-, son incuantificables porque se habla de no menos de 5 mil afectados, alrededor de 230 vuelos cancelados y demorados, así como centenares de quejas y denuncias en contra de los operadores aéreos.
En nuestra ciudad, la suma de pasajeros varados y que tuvieron que pernoctar obligatoriamente en el Distrito Federal la noche de anoche, alcanzó a poco más de 500 personas, y si le sumamos otro tanto a los que debían salir en los seis últimos vuelos de anoche, pues la cantidad aumentaría a unos 900 en total, ya que la demanda de espacios sigue contraída por culpa de la “temporada baja”. Esta situación data de hace dos meses a la fecha y todavía no termina el viacrucis, pues esta mañana, con todo y que la mayoría de las operaciones se regularizó, la realidad es que el colmo de los males fue que el primer vuelo mañanero de Aeroméxico, tuvo que aguardar ocho horas en la plataforma de aviación comercial debido a que se venció la jornada laboral de los tripulantes.
Se trató del equipo Boeing 737-700, matrícula N-908-AM, que permaneció estacionado en tanto que los pilotos y sobrecargos descansaban, porque el caos de anoche mantuvo en alerta máxima hasta a las tripulaciones de reserva.
EL VOR
El problema mayor del apagón capitalino, no fue precisamente por culpa de la falta de iluminación en las pistas, sino porque se afectó el sistema de cableado del Radiofaro Omnidireccional de muy Alta Frecuencia y alcance –VOR-, y al Sistema d Aterrizaje por Instrumentos, ILS (Instument Landing System), pues la explosión de la planta afectó sus circuitos fundamentales.
En casi todos los aeropuertos, incluyendo al del Distrito Federal, se cuenta con sistemas alternativos para reactivar la red de servicios, y cuando se intentó apoyarlos con las plantas de emergencia -independientes a la energía eléctrica comercial-, no hubo conexión e incluso hasta la tercera opción -con hileras de unas 70 baterías automotrices para las luces individuales-, no bastaron porque el cableado dañado anuló al VOR y al ILS.
Lamentablemente, el cortocircuito dañó sensiblemente el entramado de la cablería -que enlaza a todo el sistema básico-, y en consecuencia pues las conexiones se interrumpieron en su totalidad, incluyendo al faro del VOR y al ILS.
Hay que reconocer que las señales radiales del VOR se reciben en un sistema análogo, mismo que coincide con el radar que tienen todos los aviones, y que les señala con precisión algunos puntos de inclinación para que las naves aterricen sin margen de error. Incluso les marca la ruta precisa para sus respectivos destinos a una distancia aproximada de 320 kilómetros a la redonda, y a unos 12 kilómetros de altura.
LO QUE PASO EN MERIDA
La crisis capitalina repercutió en nuestra ciudad pues se quedaron “colgados de la brocha” seis operaciones de llegadas y salidas, con poco más de 400 personas, por lo que Interjet tuvo dos cancelaciones pues el primer vuelo que debía pernoctar y luego salir a las 6:35 horas, fue el 2507 y aterrizó aquí (procedente de Cancún) a las 4:30 horas para salir a las 6:35 y con 136 usuarios, mismos que se conjugaron con uno más que fue cancelado.
Aeroméxico en cambio, canceló tres incluyendo el de pernocta y que usualmente viene atrasado en lugar de las 23.15 horas (como lo anuncia el itinerario oficial), pero lo más extraño es que la compañía Viva Aerobús llegó hoy temprano sin complicaciones, ya que sus vuelos de conexión se generan desde Monterrey, y cuando le tocó venir a Mérida su proyecto ya estaba decidido para no operar esa segunda corrida nocturna a nuestra ciudad.
En los mostradores de las compañías mencionadas, la saturación causó desesperación ya que para el colmo de los males, la primera nave de Aeroméxico que llegó hoy -pero que debía hacerlo anoche a las nueve-, aterrizó a las 7 y cuando se disponía regresar al D.F., resulta que se venció la jornada laboral de los tripulantes, y salió hasta las tres de la tarde con cupo completo, pero dejó en tierra a unos 20 pasajeros, mismos que se acomodaron en el vuelo siguiente.
En contraparte, Interjet siguió hoy con sus 6 corridas programadas sin cancelaciones a Mérida, por lo que aquello que pintaba como otro día, con desplome vertical resultó fabuloso para la aviación comercial, ya que algunos estuvieron a punto de rebosar.
En casos como el de anoche (a las 7:45), la Ley General de Aviación y sus recientes reformas, todavía no contemplan que las aerolíneas asuman los costos y pérdidas de sus pasajeros, por lo que los miles de afectados (alrededor de 5 mil), tendrán que pagar con sus propios fondos los gastos de hospedaje de última hora, así como el consumo de alimentos y bebidas.
Este tipo de situaciones –de emergencia-, ponen en entredicho la pobre calidad del sector aeronáutico en casi todos los países, ya que no se ha logrado aprobar un “fondo perdido” para responder cuando hay estos daños colaterales y para que sean compartidos, tanto por el prestador del servicio como sus clientes.
Foto: El VOR y el ILS fallaron y todo se vino abajo.